El Rey Cophetua y la mendiga

Edward Burne-Jones (1884)
Tate Britain

Puso sus brazos sobre el pecho;
Era más encantadora de lo que las palabras pueden describir;
Con los pies descalzos llegó la mendiga
Ante el rey Cophetua.
Con manto y corona el rey descendió,
Para conocerla y saludarla en su camino;
'No es de extrañar', dijeron los nobles,
'Es más hermosa que el día'.

Y como resplandece la luna en cielos nublados,
Se mostraba ella con sus pobres harapos:
Elogiaba uno sus tobillos, otro sus ojos,
Otro sus oscuros cabellos y su aspecto adorable.
Y es que su dulce rostro, con la gracia de un ángel,
nunca había sido visto en aquella tierra:
Cophetua hizo un juramento:
'¡Esa mendiga será mi reina!'

-Alfred Tennyson-

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