Ofelia
John Everett Millais (1851-1852) Tate Britain |
'La hallaréis donde hay un sauce que crece a las orillas del arroyo,
reflejando en las ondas cristalinas la imagen de sus hojas pálidas.
Allá se dirigió, fantásticamente coronada de flores silvestres, violetas,
margaritas y grandes flores púrpuras a las que los labradores dan un grosero nombre y
las modestas doncellas llaman dedos de muerto.
En cuanto llegó se quitó la corona, y al querer colgarla de las pendientes ramas se tronchó un envidioso brote, y ella cayó al torrente fatal con todos sus rústicos adornos.
Sus ropas, huecas y extendidas, la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena,
en tanto iba cantando canciones antiguas, como ignorante de su desgracia,
o como criada y nacida en aquel elemento.
Pero no era posible mantenerse así por mucho tiempo porque sus vestiduras,
pesadas por el agua que absorbían, sumergieron a la infeliz,
silenciando su melodioso canto con la muerte'.
-Hamlet, William Shakespeare-
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