El ópalo, esa hermosa piedra maldita
Ópalos en la joyería del siglo XIX Selección Arte XIX Fots. vía Pinterest |
En 1829 Walter Scott publicó una novela que marcó supuestamente el inicio de la fama del ópalo como piedra maldita. En ‘Anne de Geierstein’ o ‘La doncella de la niebla’, Lady Hermione es una princesa encantada procedente de algún lugar desconocido y extraño. La dama siempre lleva prendido en su cabello un reluciente ópalo sobre el cual, en un momento dado, cae agua bendita. En ese momento se apaga repentinamente el resplandor del ópalo y Lady Hermione sufre un desmayo, es llevada a su habitación, pero cuando al día siguiente van a buscarla sobre su cama solamente hallan un montón de cenizas.
La elección de esta piedra por el escritor probablemente se debiera a su alta sensibilidad al agua y a la llamada por los joyeros ‘locura del ópalo’, ya que en ocasiones aparecen fisuras irreparables en la gema que la disgregan completamente, y no porque fuera considerada una piedra maldita. En el pasado, al contrario, fue considerada siempre una piedra de gran poder, sus brillos iridiscentes se relacionaban en la Antigüedad con la divinidad y la victoria, y en la Edad Media se creía que podía otorgar la invisibilidad a su portador.
Hace un tiempo ya os habíamos hablado del ópalo y su 'maligna' influencia con una pieza de leyenda: os dejamos el enlace a 'La historia del ópalo maldito de la familia real española'.
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