Visita al Cementerio Sacramental de San Isidro (III)

Una visita a un cementerio histórico es un maravilloso plan para un paseo de domingo de primavera: cultura, arte, emoción, quizá en soledad o en buena compañía. Terminamos hoy con las impresiones que varias amigas de Arte XIX nos habían enviado acerca de este maravilloso cementerio de Madrid con un documento fantástico: el texto con el que acompañamos la entrada es sólo una parte del PDF que os enlazamos, ¡no os lo perdáis!



TEXTO E IMÁGENES FÁTIMA CANDELAS | El visitante no sólo admira, cuando conoce el lugar, la calidad artística de estos monumentales panteones, ni las hermosas vistas sobre la ciudad inmortalizadas por Goya en sus cuadros, si no también, el encanto que encierra y las sensaciones que produce pasear por los impresionantes panteones, en un silencio absoluto, uno de los únicos sitios de la ciudad donde todavía es posible. 
Es inevitable hacerse preguntas mientras te pierdes entre las centenarias y ennegrecidas lápidas ¿Quiénes fueron las personas que descansan allí? ¿Cómo era la vida en aquellos días? ¿Qué sintieron? ¿Qué diferencias existen con nuestra época, siglo y medio después? Sólo nos han quedado huellas, sobre aquel tiempo... 
Pero quizá, por la morfología de las lápidas y mausoleos, como una prolongación simbólica hacia lo vivo, por las historias de las personalidades relevantes que conocemos descansando allí, podemos indagar un poquito más y retroceder en un instante, como si de un viaje en el tiempo se tratase, con nuestra imaginación. En un ambiente entre lúgubre, sagrado y de olvido que flota en el aire. 
No está nada mal en un día cualquiera, con un paseo matinal, poder apreciar estas riquezas heredadas de otro tiempo. 



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