Visita al Palacio Episcopal de Astorga



Texto e imágenes ARTE XIX | El Palacio Episcopal de Astorga, 'El Palacio de Gaudí', siempre supone para mí traer de nuevo a mi mente recuerdos de mi infancia. Su aspecto de castillo encantado, de castillo de cuento, tan reluciente  junto a la Catedral, es una de las imágenes más conocidas de esta pequeña ciudad leonesa que, aunque tiene otros lugares mágicos este sea probablemente el que más.

Quiso el destino que en 1886 un incendio destruyera la antigua residencia episcopal y también quiso el destino que el en aquel momento obispo de Astorga, Juan Bautista Grau Vallespinó, fuera originario de Reus y conociese personalmente a Antonio Gaudí. El resultado de aquellas casualidades fue el edificio que hoy nos ocupa, ya que el primero pensó en Gaudí para ejecutar la obra y el segundo aceptó el proyecto. En 1889 se inician las obras del Palacio, ejecutado en granito de El Bierzo, pero tras la muerte del obispo el arquitecto abandona el proyecto y García Guereta continuará con las mismas hasta 1913.

Bóvedas en la planta baja

Un pórtico en la fachada principal permite acceder al edificio: tres acogedores arcos abocinados a los que se accede por unas escaleras dan paso al interior. Atravesando el vestíbulo, se llega a una sala central con bóveda de ladrillo de plano ojival y nervada, la bóveda que habitualmente se presenta en todo el palacio. En una esquina se toma la escalera de caracol mediante la cual se puede descender al sótano o ascender a las dos plantas superiores. La escalera rodea un pequeño hueco de ascensor cerrado por un muro en el que se van abriendo óculos de iluminación, un ascensor que nunca se colocó. Desde esta escalera un balcón se abre sobre la planta baja, pudiendo admirar muy de cerca las bóvedas que cubren el espacio central.

Cubierta de la capilla


Capilla

En la planta principal una gran sala distribuye al acceso a todos los espacios: la sala del trono, la capilla, el comedor, y las habitaciones privadas del obispo. 
La capilla es uno de los espacios más asombrosos del palacio, con una planta de dimensiones relativamente pequeñas presenta una gran altura en la que se abren vidrieras de brillantes colores que representan escenas religiosas y que dan una luz muy especial a este lugar, íntimo y cálido. Un hermosísimo altar de mármol blanco preside la capilla. Aquí la sensación que se percibe es muy espiritual, de recogimiento, aunque te sientas rodeado por tanto color y tanta belleza es fácil cerrar los ojos y sentir el encanto que inunda nuestro alrededor.

Comedor. Al fondo el espacio que se abre a los balcones semicirculares que se disponen sobre el acceso principal

Detalle de las vidrieras del comedor
El comedor es la luz plena. Los muros están abiertos con enormes vidrieras con dibujos geométricos que parecen dispuestas sin integrarse de forma natural en la arquitectura. Se colocan de forma equilibrada con la misión de aportar luz al interior, imitando modelos góticos, pero da la sensación que están allí 'colocadas' simplemente para iluminar. Lo que sucede en el extremo sureste de este espacio es algo diferente: son tres muros que se abren a tres balcones en los que los muros no se perciben, porque son vidrieras. La luz que hay en este lugar es total, una fotografía tomada en este espacio no precisa de iluminación especial porque la que hay es extraordinaria. No hay nada que pueda describirlo. Es sencillamente hermoso.

Vidriera en una de la torres, con un diseño que nos recuerda a Mackintosh
En la tercera planta estaba previsto situar la biblioteca. Hoy en día hay una exposición permanente de obras de artistas leoneses. Hay puntos de la cubierta en que la humedad ha dañado de forma remediable alguna estancia de esta planta, cuyo punto más interesante es el balcón que se abre a la capilla.estaba destinada a servicios e incluía también la biblioteca.

Sótano

El sótano es abovedado con ladrillo visto. La iluminación en esta planta diáfana entra a través de ventanas que se abren al foso que rodea el edificio. En este espacio se exhiben piezas arqueológicas procedentes de la zona, desde la Prehistoria hasta la Edad Media.

Fachada sur y vista del ábside de la capilla
En los años 60 el Palacio se abrió al público como Museo de los Caminos, nunca fue empleado con el fin para el que se creó. Pueden contemplarse en el mismo maravillosas piezas escultóricas románicas y góticas, así como orfebrería religiosa, pero nuestra visita en esta ocasión fue al edificio modernista, neogótico espléndido, que nos legó la mente prodigiosa de Gaudí, y que es lo que aquí hoy os contamos.

Comentarios

  1. Maravilloso el post y maravilloso el palacio. Nadie ha vuelto a entender la arquitectura como Gaudí.
    Gracias y un saludo.

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    1. Gracias Iñaki. Es maravillosa su arquitectura, poder pasear por el Palacio es como viajar a los mismísimos sueños de este genio. Un saludo.

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  2. Realmente es un lugar hermoso y muy del XIX. Una visión renovada del gótico a través de ese genio que fue Gaudí. Increíble :)

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    1. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero las revisiones historicistas son magníficas, más de mano de Gaudí. Un saludo y gracias Carmen.

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