Eugenia de Montijo en los retratos de Winterhalter: un icono del arte del siglo XIX



La Emperatriz Eugenia de Montijo | S.M.I. Doña María Eugenia de Guzmán, Condesa de Teba
Franz Xaver Winterhalter (1862)
Fundación Casa de Alba, Madrid

A petición de Karin Wachtendorff, que nos reporta el apartado de moda, presentamos en color diferente el texto de su autoría para distinguir claramente los diferentes trabajos, ya que esta entrada es resultado de una colaboración.

Revisando la figura de la Emperatriz Eugenia fácilmente se advierte el motivo por el que podemos decir que fue un icono de su tiempo. Fue una mujer que ejerció varias regencias, nada menos que de una nación como la francesa, con un poder inigualable y tomando decisiones propias, aunque de algunas hubiera de arrepentirse. Hermosa, educada, afable, en un momento en el que la imagen comienza a ser difundida sin cortapisas gracias a la fotografía, llegando cada uno de sus movimientos, costumbres y aficiones a cada rincón del mundo. Inmortalizada por los mejores pintores del momento en retratos inolvidables: Gérôme, Dubufe, Tissot, Boutibonne, Winterhalter… la lista es impresionante. Incluso algunos de ellos tienen talleres litográficos y de reproducción en los que se copian las pinturas originales para mayor distribución, debido a la demanda. El momento era el ideal, las posibilidades perfectas, la mujer… la mujer era Eugenia de Montijo.

Eugenia de Montijo (1826-1920) fue emperatriz consorte de los franceses al casarse con Napoleón III. Hija de Cipriano Palafox y Portocarrero, Grande de España, y de María Manuela Kirkpatrick y Grevigné, nieta de la IV Condesa de Montijo, Mª Francisca de Sales Portocarrero. Nace en Granada y es enviada a estudiar a Francia e Inglaterra desde los 9 años de edad. Conoce a su futuro esposo en 1849, quien era en ese momento presidente de la República Francesa, en una recepción en el Palacio del Elíseo. Se desposa en 1853 y en 1856 da a luz a su único hijo, Luis Napoleón, que murió en Sudáfrica en 1879 a manos de los zulúes.


Eugenia, Emperatriz de Francia, portando a su hijo Eugenio Luis-Napoleón
Franz Xaver Winterhalter (1857)
Obra en paradero desconocido

La Emperatriz tomó parte activa en la política, defendiendo los poderes del Papa frente a la opinión de su marido, y ejerció tres veces la regencia del Imperio ante la ausencia de su esposo.

A la caída del Segundo Imperio Francés vivió exiliada con su familia en Inglaterra, y posteriormente en una villa Biarritz. Emparentada con la Casa de Alba se alojó en algunas de sus propiedades como el Palacio de Liria, en Madrid, y a esta Casa pasaron algunas de sus propiedades: muebles, pinturas y un hermoso retrato pintado por Winterhalter, del cual pudimos disfrutar recientemente en el Museo del Romanticismo de Madrid. La mayor parte de sus joyas, una colección inigualable, fue adquirida más tarde por la multimillonaria Aimée de Heeren.


Franz Xaver Winterhalter
Bibliothèque Nationale de France (1805-1873)
Fotografía (papel albúmina) hacia 1865

Franz Xaver Winterhalter (1805-1873) fue un pintor y litógrafo nacido en la alemana Selva Negra, famoso por sus retratos de la realeza europea, destacando entre los más conocidos los que realizó con Sissí, Eugenia de Montijo, la reina Victoria o Isabel II como protagonistas.

Cuando viajó a París, con gran interés por parte de la reina de Francia María Amalia, se convirtió en pintor de moda. Su reputación como retratista frívolo hizo que los críticos lo rechazaran, pero nunca tuvo problemas económicos. No se vio jamás afectado por las caídas de las diferentes dinastías, que seguían recurriendo a él para inmortalizar sus egregias figuras.

La emperatriz Eugenia fue una de sus modelos favoritas, siendo su obra maestra ‘La Emperatriz Eugenia rodeada de sus damas de compañía’, correspondiéndole siempre ella con favores y una gran gratitud.


Eugenia de Montijo, Emperatriz Consorte de los franceses
Franz Xaver Winterhalter (1864)
Château de Compiègne

El estilo de Winterhalter es lujoso, hedonista, disfrutando del retrato femenino que le dio muchas más memorables obras que los masculinos. Intimistas y tiernos, sus retratos eran la perfección absoluta tanto en los rostros de las protagonistas como en las pieles, las joyas, la textura de los tejidos que son casi sensibles al tacto. Cada retrato es una hermosa composición teatral en la que las pieles de marfil desprenden el aroma de exquisitos perfumes, y los sedosos cabellos se disponen en los más maravillosos peinados.
Se considera que Winterhalter pintaba en el lienzo directamente, sin estudios preliminares, con pinceladas rápidas, apretadas y cuidadosísimas, siendo él mismo quién decidía la pose y el vestuario de la modelo.

La belleza de Eugenia de Montijo era admirada y envidiada a la vez. Consciente de su papel como soberana, se preocupaba por dar una imagen impecable, acorde a su rango y posición, motivo por el que pasaba tardes enteras junto a su modisto favorito: Charles Frederick Worth.



La Emperatriz Eugenia
Franz Xaver Winterhalter (1854)
The Museum of Fine Arts, Houston


Nos la podemos imaginar en una tarde de verano, en su gabinete de palacio junto al gran modisto, decidiendo entre ambos qué tejidos serían los adecuados para el hermoso vestido que él había diseñado para ella. Un vestido -que luciría en el gran baile de gala que se iba a celebrar en el Palacio del Elíseo- compuesto por un cuerpo escotado, y una espectacular falda con 130 volantes. Tras pasar varias horas contemplando las muestras de encaje, las guarniciones, y los tejidos de muselina, reps, moiré, y sedas brocadas que Worth le había traído, finalmente se decanta por la delicada muselina y un tul de seda para los volantes, ambos de color blanco. Para los adornos, elige el encaje de Malinas, y cintas de gro de diversos anchos, todas en color malva (su color favorito).

Eugenia se deja aconsejar por Worth, sin embargo, ella siempre tiene la última palabra, pues sabe lo que le gusta y lo que mejor le sienta.


La emperatriz Eugenia rodeada por sus damas de compañía
Franz Xaver Winterhalter (1855)
Château de Compiègne

Como complementos, Eugenia decide que lucirá para la ocasión un hermoso y delicado chal de blonda, que le han enviado desde España, con unos mitones a juego. A pesar de ser verano, las noches parisinas son frescas, y no hay nada mejor que el encaje para cubrir sus hermosos hombros.

Más tarde, Eugenia hará llamar a su peluquera para decidir qué tocado será el idóneo para adornar su reluciente cabello color miel. Tras contemplar varios modelos, elige un tocado a base de muguet, y finas cintas de tafetán en tonos malva, rosa y blanco. Por último, la doncella le trae unos delicados zapatos de baile que estrenará para la ocasión. Forrados de satén color malva, con pequeñas florecillas bordadas a mano y tacón Luis XV, serán los ideales para combinarlos con aquel vestido.

Eugenia es perfeccionista y no deja nada al azar. Se mira al espejo, y se imagina a sí misma hermosa, con aquel maravilloso vestido, entrando en el luminoso salón de baile del brazo del Emperador, mientras despierta la admiración de todos los asistentes...


Chaqueta de chantilly perteneciente a Eugenia de Montijo en la muestra del Museo del Romanticismo (2012)
Al fondo se observa reflejado en un espejo el retrato de la emperatriz por Winterhalter
propiedad de la Fundación Casa de Alba, obra invitada en el Museo.
Fot. Karin Wachtendorff

Post en colaboración con Historia de la Moda y los Tejidos
'Eugenia de Montijo en los retratos de Winterhalter: un icono de la moda del siglo XIX'

Autores
Historia y Arte: Arte XIX, nuestra página de Facebook en Arte XIX.
Moda: Karin Wachtendorff, de Historia de la Moda y los Tejidos. También puedes acceder a su página de Facebook en el siguiente enlace Historia de la Moda y los Tejidos.
Selección y localización de pinturas ilustrativas (a excepción de la fotografía que como indicábamos pertenece a Karin Wachtendorff, amablemente cedida por la autora): Arte XIX.

Bibliografía
Boucher, François, Historia de la moda en Occidente, GGModa, Barcelona, 2009.
Chauvel, Geneviève, Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses, Editorial Edhasa, Madrid, 2000.
Figueroa, Agustín de, Modos y Modas de cien años, Aguilar, Madrid, 1966.
Museo del Romanticismo, Obra invitada. Eugenia de Montijo, Franz Xaver Winterhalter, Madrid, 2012 (documento online: http://museoromanticismo.mcu.es/web/archivos/documentos/dossier_obra_invitada_eugenia.pdf).
Ormond, Richard y Carol Blackett-Ord, Franz Xaver Winterhalter and the Courts of Europe, 1830-1870, Catálogo de Exposición, National Portrait Gallery, Londres, 1987.

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