Samain, antes que Halloween IV

Anda-y de día, por Rally_ae, en DeviantART

Terminamos con un mito muy conocido aunque con diferentes nombres: la Güestia, la Santa Compaña, la Estantigua, la Genti de Muerti... en cada lugar con sus variantes y peculiaridades. No es un mito particular de estas fechas, porque nadie sabe cuando puede encontrarse esta procesión de ánimas durante un paseo nocturno.

Texto A. OSCOS, colaboradora habitual de la web IREGUA y aficionada a la mitología celta | La Güestia es una procesión de almas en pena que llevan un hueso humano encendido y cuya vista hay que evitar para, como es evidente, no pasar a formar parte de ella. En Asturias se cuenta que, cuando alguien la ve pasar, es que al año siguiente le tocará el turno de formar parte de la procesión, que va recogiendo a aquellos a quien la señora de la guadaña determina que les ha llegado la hora. Aurelio de Llano, otro estudioso del folclor astur, cuenta numerosas historias sobre La Güestia. Aquí señalamos dos, para ponerle un poco de humor a tan espeluznante tema.
“Una vez venía un hombre de la braña de Rebellón, en Teverga, y al llegar al pico de la Campa, encontrose con la Güestia. Y conforme iban pasando, cada uno de los que la formaba le decía al tiempo que le daba una bofetada: “Anda de día, que la noche es mía”. Unos llevaban árboles, otros, portillas, otros mojones. El último le apartó a un lado y le dijo: “ Has de vivir bien, yo soy tu padrino, vamos a restituir los árboles y las portillas que hemos robado, y los que fueron metiendo poco a poco los mojones de sus fincas por las tierras colindantes, van a colocarlos en su verdadero sitio. Ea, me voy, que por detenerme contigo hasta mañana a estas horas no alcanzo a los otros”.
Con esa sorna asturiana hay muchas historias, más, para terminar este artículo sobre la noche de los difuntos, lo haré con una tradición que se conoce tanto en Galicia como en Asturias, por las mujeres más ancianas. Tomen nota a la hora de limpiar la casa en semejante fecha y no “barran la dicha” pues se cuenta que, en Todos los Santos, jamás se debe de barrer hacia fuera del hogar pues se creía que se barría la dicha y se atraía la desgracia al pensar que, en la ceniza había parte de las ánimas que acudían a calentarse al fuego.
Hoy en día, a falta de lumbre y madera que quemar, tal vez no sea apropiado pasar la aspiradora en esa noche, no sea que hayan entrado por la ventana a descansar sobre el sofá o a releer aquel libro que dejaron inacabado…

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